Pieroad - Indian Trail

Pieroad - Indian Trail

Pieroad - Il giro del mondo a piedi, passando per l'India - es

¿Cuál fue un reto inesperado al que tuviste que enfrentarte viajando a pie y cómo lo superaste?

 

Mientras escribía, estaba esperando el visado para Pakistán, el cuello de botella de la vuelta al mundo a pie. Llevaba años dándole vueltas a cómo superarlo, porque la transición de Pakistán al siguiente país, China, Afganistán o Irán, es una zona especialmente delicada. Había perdido noches enteras estudiándolo y se me habían ocurrido una docena de escenarios, pero todos ellos teniendo en cuenta que ya estaba en Pakistán. Sin embargo, contra todo pronóstico, entregaron un visado solo para 30 días, demasiado pocos para cruzarlo a pie. Tuve que cambiar el itinerario: me dirigiré al sur, a Surat, un puerto en el océano Índico, y desde allí me embarcaré hacia Omán. A finales de febrero iniciaré el ascenso de la península arábiga, hasta los montes Zagros, en Irán.

 

Estudiar la ruta es importante, sobre todo si se hace a pie. Cambiar de plan avanzando a un ritmo de 45 km al día a veces resulta imposible, por lo que es necesario moverse con antelación y hacerse una idea de por dónde se va. Sin embargo, como en el caso del visado pakistaní, de vez en cuando hay que recordar que mucho no está en nuestro poder. Esto no es excusa para dejar la preparación e ir "a la aventura", lo que a menudo significa salir sin hacer caso a nada. Es como el tema sobre la tecnología, hay que encontrar un equilibrio: recordar que lo inesperado, por definición, no se puede prever; pero que con una buena preparación y un cierto grado de flexibilidad, uno puede convertir en ventaja incluso una situación inesperada.

 

Como explorador del mundo a pie, ¿cómo te aseguras de que tu viaje sea ecológicamente sustentable?

 

Cuando no hay abundancia te acostumbras a consumir menos, quizá lo justo. Reduces el despilfarro, por ejemplo de agua y sobre todo en el desierto: con un par de litros al día consigues cocinar, beber y ocuparte de la higiene personal básica. He reducido el consumo de carne, también por una cuestión logística porque a falta de frigorífico no puedo llevar comida que se estropea rápidamente. Una vez que vuelves a la abundancia, ya no hace sentido consumir tanto. Reciclar y reparar se convierte en algo esencial porque a menudo hay que esperar semanas antes de llegar a una gran ciudad donde poder abastecerse de herramientas; y también por esta razón aprendes a cuidar lo que tienes y a encontrar soluciones creativas.

 

En Australia, uno de los neumáticos de Ezio se pinchó cuando faltaba un mes para llegar a la ciudad. Lo arreglé con cinta aislante y gasas, de las que se usan para las heridas, y tan maquillados pudimos caminar durante el día siguiente. Sin muchas esperanzas, fui a buscar en un vertedero a lado de la carretera y, con enorme suerte, ¡apareció un neumático de las dimensiones exactas!

 

Has probado varias cocinas durante sus viajes. ¿La comida de qué país te ha sorprendido más?

 

Sin duda el "verde", en Ecuador, un país desconocido tanto para el gran turismo (aparte de las Galapagos) como para la cocina internacional. El verde es un tipo de plátano que hay que cocinar para comerlo, tiene un sabor suave y se utiliza como acompañante y base de muchos platos. Probablemente el más popular sea el tigrillo: se hierve el verde, se tritura y se saltea junto con huevos para que adquiera un color anaranjado -de ahí el nombre, por el naranjo del tigre. Luego se le añade queso salado, pero hay quien prefiere el chicharrón, trozos de tocino y piel de cerdo fritos. Una bomba de sabor y energía, valor: un euro con cincuenta.

¿Cómo te enfrentas a las barreras lingüísticas y has aprendido nuevos idiomas o dialectos durante tus viajes?

 

Los tres primeros años me desenvolví sin problemas entre el inglés y el español, disfruté aprendiendo algunas jergas locales y la comunicación fue sencilla. En la India surgieron las primeras e importantes dificultades. No hay relación con las lenguas conocidas y, sorprendentemente, hasta el lenguaje de signos ha cambiado. Los indios mueven la cabeza todo el tiempo, así que el "sí", el "no" y el movimiento de la cabeza para saludar se confunden.

 

Pero lo desconcertante es darse cuenta de que, además de las palabras, también tenemos formas diferentes de pensar y, por tanto, de comunicarnos: aprender unas pocas palabras o utilizar un traductor automático tienen una utilidad extremadamente limitada. Digo "desconcertante" porque al principio me quedaba atónito por la distancia que sentía al intentar entender y ser entendido. Incluso una sonrisa, que creía parte de un lenguaje universal, había perdido su capacidad de hablar.

 

¿Puedes compartir alguna anécdota en la que el modo de vida de una comunidad local haya tenido un profundo impacto en tu perspectiva o filosofía de viaje?

 

En Europa estamos acostumbrados a los grandes monumentos: catedrales, castillos, obras de ingeniería. En Ecuador, Perú y Chile sobreviven vestigios de los incas y de los pueblos que les precedieron. Macchu Picchu es el ejemplo más famoso, pero otra obra impresionante es el Qapaq Nan, el sistema de caminos que utilizaban los mensajeros del gobernante inca, miles de kilómetros arriba y abajo de los Andes. El imperio inca se extendió aproximadamente hasta Santiago de Chile, donde la resistencia mapuche lo frenó. Aquí comienza el cambio de perspectiva.

 

Los Mapuches llevaban cientos de años viviendo en el Valle Central de Chile, pero no han erigido ningún monumento que los recuerde. ¿Por qué? Porque para ellos la naturaleza era la maravilla más bella y no merecía la pena deshacerse de ella para hacer sitio a imponentes construcciones. En esa zona de Chile sobreviven especies vegetales que se remontan a la era de los dinosaurios, como la Araucaria; y se han encontrado los árboles más viejos del mundo, Alerces de 5.000 años, rectificando el récord de las secuoyas americanas. ¿Cómo sería el paisaje europeo si nuestros antepasados hubieran tenido la misma mirada?

¿Cómo desarrollas el uso de la tecnología para compartir tu viaje con el deseo de estar totalmente presente?

 

Es un acto de equilibrio. Desde que estoy en la India, y por tanto con una conexión estable, la cuestión se ha vuelto delicada. He intentado no establecer los tiempos de uso, pero no ha funcionado. Me va mejor estableciendo algunas condiciones, por ejemplo evitar utilizar el teléfono durante los tiempos muertos. La tecnología sirve para algo, de vez en cuando hay que repetirlo y recordar cómo usarla para perseguir ese fin, en mi caso recopilar información y compartir el viaje. Nada más. Si tengo que perder tiempo lo hago, pero no con el móvil. Sólo de esta manera, el uso se reduce considerablemente.

 

 

Además de los destinos geográficos, ¿hay alguna experiencia concreta o meta personal que te propongas alcanzar en tus futuros viajes?

 

Algún día volveré a Latinoamérica para reencontrarme con la gente que conocí durante el camino. Un amigo de la universidad ha fundado una pequeña comunidad en la selva amazónica. Me gustaría ir a ayudarle, vivir un tiempo con otro ritmo, sin deseos. Pero el mayor sueño es escribir un libro sobre la vuelta al mundo a pie. Es la única certeza de cuándo volveré.

 

 

¿Qué consejo le darías a alguien que sueña con embarcarse en un viaje así, pero se siente indeciso o inseguro a la hora de dar el primer paso?

 

La lectura es el primer viaje de la vida, el que activa la imaginación. Aconsejaria de que empieces por ahí, leyendo sobre gente que ha hecho cosas parecidas a lo que sueñas. Déjate llevar pero también entiende si es lo que realmente quieres. Por todos lados se venden deseos que muchas veces no nos pertenecen: ver lugares de postal se ha convertido en una moda delirante.

 

Recomiendo hablar con gente que haya tenido experiencia, intentar imaginarse con las dificultades, sobre todo. Luego llega un momento en el que tienes que lanzarte, en el que te sientes preparado. Listo nunca lo estarás, porque el verdadero viaje te cambia y el cambio sacude lo que pensabas de ti mismo y del mundo. Si aceptas la idea de que pueda ocurrir, entonces vete.

 

 

India: un país polifacético, ¿en una frase cómo fue recorrerlo?

 

Podría ser incluso más conciso: demasiado de todo.


¿Cuáles son los consejos que deben tener en cuenta quienes se aventuran en una empresa de este tipo en este país?

 

Primero los consejos técnicos, los fáciles. La gente de aquí no utiliza papel higiénico, así que abastézcanse en las grandes ciudades. Beban sólo agua embotellada, los filtros mecánicos no potabilizan el agua del grifo o de pozo. Si se pasa mucho tiempo en la calle, quizá hagan falta unos tapones para los oídos. Varios hoteles no aceptan extranjeros porque se necesita un formulario especial para registrarlos; olvídate del free camping, hay gente por todas partes y cada vez que te detengas te asaltará una multitud de curiosos. En tres meses sólo lo conseguí una vez, escondido en un bosque. Se puede regatear por todo, incluso cuando los precios están escritos; los vendedores te pedirán al menos el doble de lo que pagaría un indiano. Varias veces me pidieron diez cuando sabía que compraba para uno.

 

El consejo general, digamos a un nivel más alto, es mantener la calma e intentar soltarlo. Las cosas funcionan de otra manera, aquí, sobre todo en la calle. Si te pones a la defensiva, perderás los nervios cada cinco minutos. Déjalo pasar, no te lo tomes en lo personal, pero sé firme, de lo contrario te agobiarás. A la gente no le da vergüenza echarte en la cara su miseria o apiadarse de ti. Tengan sus diarios de viaje al alcance y apúntense todo lo que encuentran raro, mágico y trágico. Los ritos son aún potentes, vivos y abundantes. Llénense los ojos.

 

¿Qué es lo que más te ha impresionado? ¿Los paisajes, la gente, los aspectos culturales?

 

La cantidad de gente es delirante. A cualquier hora hay alguien alrededor, ya sea en la ciudad o en el campo. En cuanto te paras estás rodeado por una multitud y esta masa se alimenta a cada segundo. Anulan la distancia física, te tocan, te miran fijo sin importarle lo que puedas sentir. Me lo habían descrito, pero no esperaba un fenómeno tan fuerte. Me pareció violento. Venir del desierto ciertamente no ayuda, era un cambio drástico.

 

Los animales sueltos viven con la silenciosa complicidad de los seres humanos. Las omnipresentes vacas y búfalos, perros callejeros, monos, cabras en cantidad, ovejas, jabalíes, dromedarios en las regiones desérticas. Hasta cierto punto, es reconfortante ver que la presencia humana masiva no ha erradicado todas las demás formas de vida.

 

Luego están los aspectos culturales. Otro universo. Hace falta conocerlo para darse cuenta de lo único que es.

 

Quiero recordar que he caminado por una parte muy pequeña del microcosmos indiano, las regiones de las Llanuras del Norte, y en muy poco tiempo, apenas cinco meses. Si hubiera visto otras zonas, probablemente tendría otros recuerdos.

 



¿Cuáles son los próximos pasos?

 

Estoy de camino por Surat, 100km al sur de Delhi. Quiero llegar por finales de febrero, así para explotar al máximo la visa Indiana. De allí tomate un vuelo por Omán , rezando para que dejen subir a Ezio sin problemas. Siempre es un reto que lo acepten sin muchas quejas

 

Desde Omán, empezará la subida de la península árabe: montañas Al-Hajar, desierto costero árabe, Kuwait. Después un corto tramo en Iraq, la cadena montañosa de los Zagros, en Irán, si la situación lo permite. Seis meses? Hay que decirlo esta vez: si las visas llegan